Estudiantes del Semillero Reporteros UNISINU adelantan un proyecto educativo, en la Institución Educativa Alfonso Spath Spath, en Martínez, municipios de Cereté, para compartir e introducir a los estudiantes de la básica en los conceptos básicos del periodismo. Ahora ellos comparten su experiencia.
Por: Semillero Reporteros UNISINU (*)
Martínez es un nombre pequeño, casi un susurro perdido entre los corregimientos de Cereté, donde las historias parecen respirar en cada esquina, en cada mirada. Allí llegamos, un grupo de estudiantes de Comunicación Social, buscando absorber no solo conocimientos, sino también los latidos profundos del oficio periodístico.
Al frente de esta expedición, como un capitán experimentado en aguas turbulentas, está Ramiro Guzmán Arteaga, periodista y maestro, quien nos guio con la promesa de un aprendizaje que nos cambiaría la forma de aprender el ejercicio periodístico. Y vaya si lo hizo.
El primer taller fue una sacudida para muchos. Con voz pausada, Ramiro nos invitó a pensar en el estilo periodístico como un reflejo de nuestro carácter, de nuestra verdad. Nos recordó que, en un mundo saturado de información, el estilo es el sello que convierte a una noticia en algo que resuena. “El estilo es nuestra firma”, dijo, y esas palabras se grabaron en mí como si alguien hubiera encendido una chispa. No estamos aquí solo para contar hechos; estamos aquí para dejar huella.
Con cada clase, Martínez se convirtió en un aula viva, un espacio donde teoría y práctica se entrelazaban. Cuando discutimos el retoque en la redacción y los errores comunes al escribir, Ramiro nos alentó a ver más allá de las palabras. Revisar una crónica no es simplemente corregir comas o puntos; es rescatar la esencia, es moldear la voz de quienes se abren ante
nosotros. Nos enseñó a ser pacientes, a encontrar el ritmo y el pulso de cada historia, como quien encuentra la melodía perfecta en una canción.
El día que hablamos de la noticia fue un día de despertar. Nos explicó que no basta con contar lo que sucede; debemos capturar su alma, su latido oculto. Martínez nos ofreció una lección viva: la vida está llena de noticias, pero solo aquellos dispuestos a escuchar con el corazón podrán transmitir la profundidad de cada historia. Fue aquí donde comprendí que el periodismo no es solo informar; es conmover, es hacer vibrar al lector con la verdad desnuda.
El taller sobre la crónica periodística nos reveló algo más profundo. Ramiro nos mostró que una crónica no es una descripción fría, sino un viaje sensorial. Nos alentó a sentir, a oler el polvo de las calles, a escuchar el susurro de las historias no contadas, a mirar a los ojos de las personas hasta entender su mundo. En ese instante, Martínez dejó de ser un simple escenario para convertirse en parte de nosotros, en un fragmento de nuestras propias crónicas.
Pero fue cuando hablamos del valor de la fotografía en el periodismo que sentimos el verdadero peso de nuestra labor. Ramiro nos enseñó que una imagen es capaz de eternizar momentos, de plasmar en un solo instante el dolor, la alegría, la lucha de alguien más. “Cada foto es una promesa de verdad”, nos dijo. Esa frase, pronunciada en un aula improvisada de Martínez, fue como un tatuaje en el alma. Cada vez que miremos a través de un lente, lo haremos con una responsabilidad que va más allá de la técnica; lo haremos con el deseo de dignificar las historias de los demás.
Al regresar a Montería, llevamos con nosotros más que apuntes y conceptos. Martínez, con sus caminos polvorientos y su gente sencilla, nos dio una lección de vida: enseñar también es aprender. Hoy, el periodismo dejó de ser solo una materia en nuestras agendas; se ha convertido en un propósito, en una llama que nos impulsa a narrar el mundo con sensibilidad, con respeto, y con el compromiso de que cada palabra, cada imagen, sea un tributo a la verdad.
No es fácil despedirse de un lugar que ha sembrado en nosotros tanto. Pero sabemos que cada crónica, cada noticia que contemos, llevará consigo un pedacito de Martínez, ese rincón que nos mostró el valor de hacer periodismo con el corazón.
(*) Estudiantes del Semillero Reporteros UNISINU: Wisler Calderín, Daniela González, Danny Durante, Vanesa Vega. Natalia Bertel
Coordinadora: María Alejandra González Guillén
Líder: Ramiro Guzmán Arteaga
Docente Redacción Periodística Universidad del Sinú Elías Bechara Zainúm