Por: Hannia Consuegra Fernández y Sheyla Morales Díaz (*)
Esta es una historia algo fuera de lo normal, acerca de una joven quien vivió la experiencia del cáncer, pero lo no muy común de esta historia, es que su mascota fue quien conoció y descubrió la existencia del cáncer que nadie imaginó.
Natalia Rosa Jiménez Pinedo, una joven de 16 años quien se caracterizaba por ser una persona carismática, alegre, y emprendedora, su vida estaba a punto de dar un giro que cambiaría su manera de vivir en un instante.
En el año 2016 a mediados del mes de agosto, ella decide salir al patio de su casa, y tras de ella se encontraba su mascota, una perrita llamada luna. Luna se dirigió a olfatear la pierna de Natalia exactamente en el costado de la rodilla y empezó a chillar tratando de decir algo. Esto pasaba constantemente, pero Natalia no le prestó atención.
Aproximadamente dos meses después le comenzó a doler la pierna, precisamente en el lugar donde su mascota siempre olfateaba.
Lo que nos arroja un dato importante acerca del instinto de los caninos. Este super poder perruno según la Organización Medical Detection Dogs nos explica que los perros gracias a su potente olfato son capaces de detectar los compuestos orgánicos volátiles, es decir las pequeñas partículas producidas por el tumor. Además, señala que cada tipo de cáncer tiene sus propias nanopartículas cuyo olor es detectable por los perros.
Sin embargo, Natalia no le prestó atención por el hecho de que se encontraba en el colegio realizando un baile el cual requería mucho esfuerzo físico por lo que ella dedujo que podría ser un desgarre.
Lo que ella no imaginó es que este supuesto “desgarre” cada día le dolía más y más, hasta que no tuvo alternativa que contarle a su mamá. Se dirigieron hacerle una radiografía, pero no señalaba nada.
Sin embargo, las madres tienen siempre una corazonada y al ver la radiografía dijo “aquí hay algo vamos hacer una biopsia”. Pero su padre afirmaba que no era necesario, que los huesos de su hija estaban perfectos, pues no quería llegar a imaginar que su hija podría estar enferma, quizás no soportaría recibir esa noticia.
Después de todo Natalia fue llevada a Medellín para realizarle la operación o la biopsia (es una pequeña muestra que se toma para analizar si hay o no hay algo en el sistema humano)
Mas tarde Natalia de graduó “coja y con tacones de abuelita” afirma ella, pues quería usar tacones altos, pero por la herida de la operación no los pudo usar. Aun así, ella disfrutó y celebró con sus amigos su logro.
Dos días después se devolvió a Medellín para saber el resultado de la biopsia, mientras esperaba el resultado ella estaba feliz porque ya caminaba bien y no cojeaba tanto. Pues lo último que ella imaginaba era que le darían una mala noticia.
Su madre se encontraba seria en todo momento, y le preguntó al doctor que había dado el resultado, a lo que este responde “el resultado dió osteosarcoma, que es un tipo de cáncer y a su hija hay que hacerle quimioterapias”.
El mundo de Natalia se vino abajo, ella no lo podía creer, expresaba que su felicidad era un muro fuerte y al recibir la noticia una maquina demoledora lo derrumbó.
Natalia no se contuvo y comenzó a llorar, su madre siempre fuerte en todo momento, pues Natalia nos dice que su mama es el pilar de la familia y si ella se derrumba, se derrumba todo.
El 26 de diciembre comenzó quimioterapias, ella no quería que se le callera el cabello y se colocó averiguar en internet, encontró una máquina que hacía que no se callera el cabello, pero no tenían económicamente lo suficiente para obtenerla.
Le hicieron 8 sesiones de quimioterapia, cada sesión duraba dos días, y cada día tenía dos dosis de quimioterapia, cada quimioterapia duraba 6 horas, para un total de 32 dosis de quimioterapia.
Natalia es fiel creyente de Dios y una noche abrió la biblia y le pidió a Dios que lo que sea que ella tuviera en la rodilla se lo llevara y lo desapareciera.
Tiempo después la operaron (salvamento de extremidad), y quedó con el pie caído porque le quitaron 12 cm de peroné, le hicieron un análisis y le dijeron que había una denervación de los músculos que se encargaban de levantar el pie y que no podía volver a caminar normalmente.
Pasaron los meses, y su madre se encontraba haciendo una oración cuando de repente Natalia le dice “mami mira ya puedo levantar los dedos del pie” su mamá quedo en shock, pero Natalia feliz porque por lo menos había tenido un avance.
Luego hubo un incidente de un escape de gas en Medellín, entonces en el hospital donde se encontraba Natalia pidieron desalojar urgente, todos salieron corriendo e incluso ella.
Cuando ella había salido quedo analizando la situación y dice “mami me he puesto la chancleta y salí corriendo normal” quedó sorprendida porque ella necesitaba siempre colocarse la chancleta con la mano porque el pie no se movía. Y efectivamente Natalia pudo volver a mover su pie y a caminar.
Pero no fue este solamente el milagro, lo mejor de él, es que cuando salieron los resultados de la operación el tumor se redujo al 15% y el otro 85% había desaparecido totalmente, ese 15% que quedó lo sacaron, lo analizaron y decía negativo para malignidad.
Las esquinas del hueso que sacaron decían que no había invasión linfovascular, ni invasión peri neural.
Dios la había escuchado y había cumplido su petición, su felicidad era inmensa, ya que al principio ella veía un túnel largo y oscuro, y esa noticia fue la luz al final del túnel.
Hoy en día Natalia es una mujer sana, Dios cambió su vida, después de haber dado un giro tan repentino.
Actualmente tiene 19 años se encuentra estudiando comunicación social en la Universidad Del Sinú y es una jovencita emprendedora, quien con su testimonio ha llenado el corazón de muchas personas, ha invitado a las personas con cáncer a creer en Dios, a que no pierdan la fé, porque Dios es grande y nos escucha.
(*) Miembro Reporteros Unisinú. Dirige: Ramiro Guzmán Arteaga