Por: Oscar Armando Yánez Pérez (*)
Oscar Alejandro Yanes usa las artes plásticas como herramienta para manejar y superar un diagnóstico que marcaría su vida.
Lutecia Adam inclinó su mirada y vio a Oscar, de ojos grandes y hundidos con rizos castaños y de contagiosa sonrisa, mostraba una imaginación innegable al punto de estar en otra realidad. Diferente al resto de sus hermanos esté era solitario e introvertido, de pocas palabras, un infante disperso.
Por sus ojos atravesaba la ternura transmitida por el menor de sus 5 hijos, nacido el 30 de junio de 1965, Oscar Alejandro Yanes Adam tenía ya 5 años, estudiante del colegio MATIAS NÚÑEZ en Caracas Venezuela.
Al inicio de la década de los 70 el colegió decide hacer una evaluación general de sus alumnos, le es informado a su madre que esté tenía retrasó mental lo cual impediría la continuación de sus estudios ” el niño no aprenderá a leer ni a escribir” -dijo la evaluación del MATÍAS NUÑEZ.
Recibiendo un dolor muy grande, decide no quedarse con ese diagnóstico, su hermano Félix- docente con especialización en psicología le dice para llevarlo al centro nacional de psiquiatría, donde le dan una respuesta menos severa, le hablan de problemas de aprendizaje, y es enviado al instituto avenda-colegio caracas.
El avenda es un colegio especializado en niños con problemas de aprendizajes y trastornos mentales, mientras pasaba su estadía en el nuevo colegio era sometido a tratamientos y ejercicios motrices para determinar un diagnóstico preciso” me ponían a abrocharse las camisas de abajo hacia arriba y hacer pruebas de equilibrio” – dijo Oscar Yanes.
Después de cuatro largos años en el Avenida se encontró un diagnóstico exacto y con base, el cuál era: dislexia y déficit de atención, más no un retraso mental.
El déficit de atención (TDA) es la deficiencia o carencia de una estructura para el funcionamiento adecuado de orientación, selección y mantenimiento de la atención. Dislexia: Alteración de la capacidad de leer por la que se confunden o se altera el orden de letras, sílabas o palabras.
Lutecia procedió a retirar a Oscar de avenda con el pensamiento de que tenía que adaptarse a un entorno más hostil para lograr llevar una vida independiente.
Continúa sus estudios en el centro infantil Altamira (INDACE) colegio que a diferencia de Avenda no es solo para jóvenes con problemas de aprendizaje sino para un público común con dificultades en algunas áreas, este se caracteriza con una metodología experimental.” Juegue voleibol, practique fútbol, corrí en olimpiadas, me sentí normal” – dijo Oscar.
Esté logró crear lazos de amistad, junto a José Manuel, Fernando y Nelson pasaban horas haciendo bocetos dibujos y cuentos.
Culminando la primaria se avecina un nuevo reto, tiene una pausa de un año para retomar sus estudios de bachillerato, por la mente de lutecia pasaban muchos pensamientos de cómo sería el futuro de su hijo, es cuándo decide enviarlo a Estados Unidos para que se beneficie de una educación más complementada e integral.
Su hermano Félix comenta que sería un paso delicado y gigante para Oscar, llegar a un país con otra cultura e idioma podría causarle un trauma y parar su proceso de aprendizaje, o si éste lo supera ya nada lo detendría.
Visa lista, tiquete en mano, por el aire rumbo a EEUU California, este fue un año de adaptación visitando lugares turísticos y conociendo la ciudad, saber manejar la moneda, ubicación de los medios de transporte, adentrarse en un nuevo estiló de vida, y para suma, el inicio de su adolescencia.
Martin Luther King era el nombre del primer colegio de bachillerato, fue una estrada difícil por ser un colegio público y de gran cantidad de estudiantes, al igual que muchas materias y profesores, su estadía ahí solo fue de tres meses.
En búsqueda un nuevo colegio aparece en Orinda, un pueblo del norte de Berklim, el lenguage asociate high school, que tenía la facultad de enseñar a jóvenes con dificultad en el lenguaje, esté tenía la característica que atendía a cada alumno a su nivel el pro de evolucionar.
Ahí destacó en: diseños, composiciones, carteles publicitarios, collage y escritura, el resto de las áreas tuvieron una mejora significativa.
La diferencia se empezó a notar en sus calificaciones, cuando en primaria tenía las notas más bajas del aula, ahora bien, tenía un promedio de 15 sobre 20, estaba más abierto a nuevos retos, se niveló en matemáticas un área que llevaba con dificultad, aperturó su primera cuenta de ahorros y logró dominar el idioma.
El día del grado llegó, el colegio daba un diagnóstico positivo y diferente a los vistos con anterioridad ” el joven Oscar Alejandro Yanes Adam muestra ser aplicado, de gran sensibilidad e inteligencia con tendencia a los estudios del arte y humanidades” -dijo el lenguage asociate high school.
Lutecia llega a USA para el acto de grado de Oscar, juntos retornan a su país de origen Venezuela, desde California con escala en Nueva York, en rumbo hasta el aeropuerto internacional de Maiquetía-Caracas-Venezuela
Su llegada es bien recibida por su familia y luego de algunas semanas de visitas e historias, da inició en un nuevo ciclo trabajando en una empresa publicitaria WEICY FILMS como obrero dónde accedió a asistente de secretaría logrando superar retos como la comunicación y la adaptación a distintas circunstancias y problemas.
La llegada de henrritte Adam a Caracas, hermana mayor de Oscar trae consigo una propuesta, una invitación a estudiar pintura en Mérida capital del departamento de Mérida en la universidad de los Andes (ULA) la cual fue aceptada, dejado atrás a WEICY FILMS y dando renuncia a esta empresa.
Con una nueva etapa a continuación comenzó la vida universitaria, profundiza en el mundo del arte formando su camino lentamente, desarrollando habilidades ocultas en las artes plásticas. (Dibujo artístico, pintura, escultura, historia del arte)
Para 1987, la universidad de los Andes sufre un difícil momento, huelgas y manifestaciones por parte de los estudiantes, los artistas reclaman licenciatura en artes plásticas, ” Ya tu aprendiste lo que tenías que aprender” – dijo Henrrite, el joven artista regresa a Caracas.
Con 22 años ya de vuelta en la capital venezolana llega a la casa de su madre dónde le hablan de la academia de arte experimental Federico Braadt, decidido a continuar su camino entra a esta institución con sed de conocimientos, ahí conoce personajes como Susana Amundarain y María Eugenia Manrique exitosas y reconocidas artistas…
Descubre técnicas y habilidades, completando sus estudios de la ULA se da cuenta que la carrera artista no es como el resto de las profesiones, sino que es un estilo de vida una entrega total, con eso en mente va armando el rompecabezas de su vida
En dibujo III ya dos años han pasado y su profesor Samuel Baroni era un dibujante bueno, experimental y con influencias de los 70, aplicaba ejercicios que ayudaron al desenvolviendo de su personalidad, llevando al joven disléxico a ser más activo, con visitas al museo, bibliotecas y charlas, su panorama fue evolucionando.
“Nosotros entramos a clases a las 9 de la mañana, Baroni entró y puso una silla, todos los estudiantes como de costumbre rodeamos el modelo, en este caso la silla, con nuestros caballetes e implementos de artes a la mano, él empezó a observar y dio la explicación de cómo pintar aquella silla, nos dijo vamos a dibujar esa silla, pero, al revés, extrañados preguntamos ¿Por qué? y ¿cómo?
‘Si la pintan cómo lo hacen normalmente en realidad no la van a copiar porque cuando décimos que vamos a hacer una silla nuestro cerebro ya tiene un modelo predeterminado y no nos concentramos en el modelo frente nuestros ojos, esta técnica los obligara a ver las líneas exactamente sin ningún prejuicio, desarrollaran el hemisferio izquierdo del cerebro’ ” -dijo Oscar recordando a Baroni
Cuando escuchó eso recordó que su madre le había dicho que él tenía un hemisferio del cerebro menos desarrollado que el otro y que en parte su condición provenía de eso, ahí decidió usar la herramienta del arte para mejorar y superar su deficiencia observando y llevando su vida desde otra perspectiva.
En esa misma clase con todas las herramientas artísticas que manejaban se creó el cuadro (La deformación de la torera) el cuál fue finalista en la bienal de Mérida, quedando entre los mejores 16 cuadros a nivel nacional siendo seleccionado entré miles, una obra tan contundente que podía borrar cualquier diagnóstico negativo del pasado.
En la actualidad ha hecho más de 30 exposición colectivas, 8 exposición individuales de las cuales 2 han Sido en la capital venezolana, es esposo y padre de tres hijos, habla 2 idiomas, conocedor de siente países, cristiano adventista, y aunque la dislexia es parte de él, no ha sido obstáculo para lograr muchos de sus sueños.
(*) Miembro Reporteros Unisinú. Dirige: Ramiro Guzmán Arteaga