Edilma Zumaqué
Foto cortesía del diario La Piragüa

La jefe del programa de Educación Artística de la Universidad de Córdoba Edilma Zumaqué es una mujer que nació predispuesta para la música gracias a la vocación casi genética de su familia, en la que todos son músicos.

Por: Rubiela Pérez

Montería

Acostada en una hamaca de listas de colores y bajo la penumbra y el calor de una noche de verano en el barrio Holanda de Montería se encuentra pensativa Edilma Zumaqué, heredera del legado musical de su familia.

Había tenido un día atareado en la Universidad de Córdoba, donde se desempeña como Jefe del programa de música y educación artística y, además, dicta clases en las que se preocupa por hacer de sus alumnos excelentes músicos.

Siguiendo por un corto pasillo se llega a la sala de su residencia que se encuentra decorada por tambores, llamadores, maracas y gaitas que Edilma va mostrando con orgullo y explicando lo que significa para una mujer como ella, amante de la música.

Para ella aprender es recordar, por eso allí, en el sillón en el que ahora se encuentra sentada, a sus 49 años de edad, evoca los días en los que al lado de sus hermanos empezó a sentir inclinación por la música.

“Nosotros aprovechábamos cuando mi papá terminaba de ensayar con los integrantes de su orquesta, y cuando el último de los músicos se marchaba corríamos y empezábamos a necear con los instrumentos”, dice mientras abre una de las cortinas de la sala por donde se filtra la luz de la lámpara de la calle.

“Tocábamos una y otra vez la guitarra, las congas. Nos peleábamos y turnábamos los instrumentos, y en medio del desconocimiento por las notas sentíamos que lo hacíamos muy bien, porque las melodías salían a pedir de boca, como si fuéramos los más recorridos músicos”.

En principio su padre Francisco Zumaqué Nova, quien falleció el 18 de febrero de 1992, se opuso a que sus hijos fueran músicos.  “Recuerdo que mi hermano mayor, Francisco, “Pacho”, Zumaqué, se fue a estudiar a Cartagena Ingeniería Civil pero terminó estudiando música, lo que a mi papá no le agradó para nada”, dice Edilma.

Pero “Pacho” Zumaque empezó a triunfar y no le quedó otra que darle su voto de confianza y apoyo. “Se dio cuenta de que la música era lo que realmente nos gustaba”. Afirma ahora con agrado y orgullo mientras deja escapar un suave suspiro y dejando ver una sonrisa.

Francisco “Pacho” Zumaqué estudió posteriormente música en el Conservatorio Nacional de Bogotá y es hoy uno de los más grandes y consagrados músicos, arreglistas y compositores que ha dado el país. Es creador de un nuevo ritmo llamado “macumbia”, una especie de híbrido musical entre los ritmos de cumbia y gaita.

Edilma es la sexta de once hermanos, todos dedicados a la música. Su mamá llevaba las riendas en el hogar. Pero también cantaba. “Mi mamá siempre estuvo apoyándonos en este arte de la música”, narra con sencillez Edilma.

Para Edilma la música es el arte que sensibiliza y alimenta el espíritu del ser humano. Toca varios instrumentos, como la bandola, el tiple y la guitarra. Pero se ha quedado con el piano que interpreta magistralmente en la orquesta Fascinación Caribe.

Ella es pedagoga musical al igual que sus hermanas Eliana y Mariela, quienes viven en Bogotá, donde dirigen la orquesta “Candela”. Sus otras dos hermanas, Gilma y Nunila, no estudiaron música,  pero la aprendieron por vocación.

Nunila Zumaqué, fundó con sus hermanos la orquesta “Fascinación Caribe”, la cual dirige. “En la orquesta también cantan mis sobrinas Alexandra Guillen Zumaqué y Paola Bravo Zumaqué, mi hermana Nunila toca el timbal y yo toco el piano”.

“Como se puede ver, somos una familia de músicos por todos lados”, afirma Edilma con agrado y en medio del calor que hace sudar su frente. “Hace calor, pero no importa, sirve para adelgazar un poco”., dice mientras mira el reloj de la pared que marca las nueve de la noche.

Quiere que sus hijos sean mejores que ella. “Mis tres hijos varones, también se han inclinado por el arte, dos de ellos estudian en la Universidad Javeriana de Bogotá, uno estudia Saxofón con énfasis en Jazz y el otro estudia trompeta, y tengo otro hijo que estudia cine, teatro y televisión”, dice.

Parece ser que la historia musical de la familia Zumaqué se repitiera una y otra vez. “Me siento muy afortunada de pertenecer a una familia de músicos, creo que es el mejor de los regalos que Dios me ha dado y por eso día a día le doy gracias a El por este regalo tan hermoso”.

Edilma Zumaqué habla con humildad, orgullo y fe de su familia, sin duda la familia más grande de músicos de Córdoba y, ¿por qué no?, del país. Una familia con poder de superación en la música, con estudio, con dominio de la técnica y, ante todo con una vocación arrasadora para las generaciones futuras.

 

 

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