La pandemia dejó muchas enseñanzas a quienes en la vida cotidiana viven del trabajo informal, desde quienes se vieron obligados a cambiar de oficios hasta quienes descubrieron nuevas vocaciones. También quedó evidenciado la importancia de la población estudiantil en la reactivación económica de la ciudad.
Por: Reporteros Unisinú (*)
A raíz de la reciente oleada de desempleo por la que atravesó el país debido a la emergencia sanitaria causada por el COVID 19, por fin surge un rayo de luz para las familias de escasos recursos, pues estas se sustentan de la economía informal, la misma que hoy por hoy presenta un aumento significativo gracias al retorno de la agenda escolar y universitaria de manera presencial.
La Universidad del Sinú-Elías Bechara Zainum, es un ejemplo de cómo el sector educativo, especialmente los estudiantes, les da la oportunidad a muchas personas para obtener recursos y generar ganancias que les permitan sacar a sus familias adelante. Las formas en que se mueve esta economía informal son variada y dinámica, pues va desde la venta de mecatos, fritos, comidas y el ofrecimiento de transporte informal, como el Rapi Moto, hasta el servicio de pensionados en la zona de influencia de la institución.
Reinventarse para sobrevivir
Muchos tuvieron que reinventarse para sobrevivir, hacer oficios distintos al que venían desarrollando o aceptar nuevos ofrecimientos laborales. Es el caso Neidi Burgos Ariza, a quien es un ejemplo de perseverancia y de no rendirse a pesar de las adversidades. Ella cuenta que a raíz de la pandemia y la falta de presencialidad en la universidad, los estudiantes pensionados dejaron de vivir en la casa donde trabajaba de servicio doméstico. “Por eso la dueña de la propiedad ya no me necesitaba y por eso quedé desempleada”.
Ahora, cuando la crisis ha sido superada en parte y nuevamente retornó a sus labores domésticas, recuerda que “no tenía para donde ni para quién trabajar, era difícil, porque nada se movía acá de lo solo que todo esto estaba “, expresó Neidi. Por eso, vez en cuando le tocaba ir hasta la calle 41, (zona rosa de la ciudad) y trabajar en algunos bares limpiando baños, era poco lo que ganaba, pero cualquier oportunidad era buena para ese entonces.
El señor Hermen Contreras es uno de los muchos trabajadores informales que ofrecen el servicio de transporte más conocido como Rapi Moto, él lleva aproximadamente cinco años en esta labor. Cuenta que se vio severamente afectado por la contingencia generada por el Covid19: “la cual nos obligó a permanecer aislados en nuestros hogares y adoptar la metodología de la virtualidad para realizar nuestras labores cotidianas, como trabajar o asistir a clases. Esto fue muy duro para nosotros, los estudiantes en casa y nosotros acá”.
Nurys Polo, una de las más antiguas vendedoras de la universidad del Sinú, quien cuenta hoy con 40 años de trayectoria ofreciendo sus productos, “desde cuando don Elías Bechara me ayudó permitiéndome estar aquí”. Ella también se vio afectada por el confinamiento, debido a que la afluencia de clientes, representada en estudiantes, profesores y trabajadores que asistían a la universidad, fue prácticamente nula, lo cual repercutió directamente sobre sus ventas y economía familiar.
“La verdad es que la Pandemia nos afectó muchísimo, fueron dos años sin trabajar y, lo más grave, todos enfermos, o sea fue algo muy impresionante para nosotros ya que trabajábamos para los estudiantes”. Expreso Nurys, quien ahora a retomado su actividad con mucho optimismo y dándole gracias a Dios y a la universidad porque los estudiantes han retornado a la presencialidad y todo ha vuelto a normalizarse.
Lo explicado por Nuris Polo también es confirmado por la jefe del programa de Comunicación Social Arianna Córdoba Díaz, quien recuerda que: “el ambiente era totalmente desolador, quienes veníamos a la universidad no encontrábamos nada en los alrededores, el comercio que se mueve en la zona de influencia estaba totalmente cerrado. Era un panorama muy triste, quienes acudíamos a la institución lo hacíamos con todas las medidas y restricciones establecidas. La verdad esto era aterrador, pero por fortuna ya todo está volviendo a la normalidad”.
Para Arianna Córdoba, al igual que para todos los vendedores informales, quienes debieron afrontar esta dura experiencia, las enseñanzas que dejó el Covid hay que tomarlas con beneficio de inventario, pues se demuestra que los seres humanos tienen capacidad para sobrevivir en medio de las adversidades y las pruebas más intensas, como las que les tocó vivir y ahora empiezan a superar, como una nueva oportunidad de vida.
Reporteros Unisinú (*): Estudiantes de II semestre. Directora y Editora: Alejandra Verbel Solano. Reporteros (as) Luisa Ayazo Cárdenas, Afife Velasco, María Camila Simpson, Natalia Pico y César Negrete. Docente Coordinador: Ramiro Guzmán Arteaga.