Abuelos

Ding Dong, la campana sonó, despierten todos es hora de la función” DTMM

(*) Reporteros Unisinú

En cada piedra, en cada estrella, en cada gota de agua se alcanza a percibir el aroma de lo antiguo y de los dueños de la noche, esos que por mucho tiempo mantuvieron el orden de lo que pasaba después de la ausencia del sol; espectros, brujas, duendes y caballos; salían con total comodidad.

Hay quienes dicen que no se debe entrar bajo los árboles frondosos que se encuentran a la albarrada de los posos, pues en ellos habitan los espíritus vagantes, quizás alguno se enamore de ti y se quede muy cerca para obsérvate.

Y lo que nunca se debe olvidar es que la noche en la que el muerto se vela alguien se debe quedar despierto, pues su espíritu está en transición y el diablo se lo puede llevar, además que a los bebes se le debe poner algo al revés no ha de ser que el duende venga y se lo quiera comer.

Durante la noche

Alcides Martínez en una ocasión menciono que una vez regresaba de una fiesta montado en su caballo, vio lo que parecía ser el zancajo de la noche, una aparición tenebrosa, que estaba montado en unos sancos de madera que median aproximadamente unos diez metros, dificultando ver el torso y rostro de lo que fuera aquello, sin duda la penumbra de la noche, parecía protegerlo de algo.

Sin saber de dónde saco coraje, apretó las riendas de la bestia, se encomendó a Dios y con mirada fija en el frente paso por debajo de esos sancos de madera, sintió miedo, pero no se detuvo para mirar atrás y hoy en día se sigue preguntando ¿Que era realmente aquello?

Así estaba nuestra piel mientras escuchábamos cada palabra que salía de su boca y nos envolvía haciendo que la imaginación nos llevara a ese momento y a ese lugar; sin duda alguna desvelarse mientras escuchas a los mayores contar historias de la noche es una atracción fascinante.

Domando brujas

Doña Bernarda Contreras en la comodidad de su mecedora y la brisa resoplaste de la tarde, nos contó sobre la valentía de su padre quien según sus palabras jamás se dejó intimidar por las mujeres voladoras “Mi papá se iba a pie desde los Gomes, corregimiento de Cotorra, hasta Tierralta sin importar la hora que fuera con un bulto de yuca en el filo del lomo, él decía que cuando el silbido de esas condenadas sonaba cerca era porque estaban lejos, y cuando te sonaba lejos era porque estaban muy cerca de ti, pero él les decía, vamos acompáñame a la casa y ella se iba con él hasta llegar, y cuando llegaba le decía que se fuera y que por la mañana regresará por un pocillo de café y así sabía quién era la bruja” también nos contó que no sabe porque ellas se ven obligadas a ir por la mañana a donde las inviten y menos porque tienen que recibir lo que se les ofreció.

¿Por qué las volantonas hacen esto? Eso no lo sabemos, pero talvez algún día se pueda revelar tan escondido secreto, hasta el momento seguir las indicciones de doña Bernarda es lo mejor.

Apariciones

Edilsa Barbosa Cárdena vio un perro sobrenatural, era bastante alto para ser un perro y demasiado agresivo para ser un tigre, y su hija Rut María nos contó que cuando su madre se asomó por una rendija la extraña criatura se acercó con furor a la pared asustándola mucho y que ella alcanzo a ver los ojos de la bestia, unos muy grandes que parecían llamas de fuego.

Pero eso no es todo, sin duda una de las historias más escalofriantes es la de un hombre barbudo y muy anciano que apareció en las Flores corregimiento de Lorica; él hombre pidió agua en tres ocasiones, pero la gente se la negó y antes de irse les dijo que cosas horribles pasarían después de ese día y efectivamente el pueblo se vio envuelto en tragedias, horrores y apariciones aberrantes, hasta el día de hoy se cree que las palabras de aquel hombre siguen vigentes.

“Mi papá iba caminando por el pueblo de los Gomes y al pasar por un portillo lo vio prendido horrible, pero como él sabía tantas cosas, él rezó y orino en cruz haciendo q el fuego mermada y el paso para seguir su camino, pero cuando se volteó el portillo volvió a prenderse y cuando él se le acercó se volvió a aplacar” preguntamos a la señora Bernarda Contreras quién nos narró este hecho, que significado tenía esa experiencia de su padre, “es que antes la gente enterraba plata o cosas de valor y cuando morían si sabían cosas y no habían desenterrado su enterrado, se formaba un candelazo sobre el lugar donde lo habían enterrado para que otro lo encontrará”.

Más allá de relatos

Brujas, demonios, duendes, entierros de dinero esta es nuestra cultura, tradiciones y costumbres que poco a poco se han ido desvaneciendo y perdiendo por el avance de la tecnología y el despegó de los jóvenes de sus tradiciones orales y su arraigo a las redes sociales, historias cómo estás nos alimentaban la noche en la semana santa y eran la razón por la cual nos reuníamos en el patio de la casa sentados en hamacas y mecedoras a escuchar al más viejo de la casa narrar historias de terror.

O como el docente e investigador Arney Vega afirma “es la educación, las bases teóricas y concretas que tenemos actualmente las que nos han hecho dudar de la existencia de esas historias y setas”

Pueden pasar años y las cosas talvez cambien, pero lo que nos contaron siempre estará en el fondo de nuestra alma, como una marca que nos indica que siempre seremos esos niños que con ojos ansiosos y mentes abiertas se desvivían porque fuera fin de semana para ir corriendo al encuentro con los cuentos de nuestros abuelos.

(*) Oscar Luis Amaya, Stephanie Saraí Paez Delgado y Dana Thalía Martínez Moreno; Estudiantes de Comunicación Social, en la universidad del Sinú- Elías Bechara Zainum.

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