Fotografía tomada de aldía.co especial-violencia-exilio-y-discriminacion-asi-es-vivir-como-lgbti-en-sucre.

La decisión de ser homosexual conlleva a la adquisición del aceptar y no ser aceptado por la sociedad; la ola del rechazo y la avalancha de estereotipos frente a la comunidad LGBTI.

La naturaleza del ser humano se determina en sus rasgos que derivan del género con el que este nace, es decir, el órgano que determina la sexualidad señala si es hombre o si es mujer, como durante la historia se ha conocido. Es necesario la unión sexual de estos para procrear nuevos individuos, bien sea masculino o femenino.

Es entonces que cuando vemos a una persona con ciertos rasgos que naturalmente identifican a una persona, nos damos cuenta si es hombre o si es mujer, es por eso que diriamos que hombre es hombre y mujer es mujer, siendo de una misma especie, pero con características que nos hacen diferentes.

Desde la aparición de la especie humana se identificaron dos tipos de sexo: masculino y femenino, desde allí la ciencia y los estudios médicos han determinado que de la unión del hombre con la mujer sexualmente, dan inicio a la creación de un nuevo individuo.

Desde el punto de vista de la religión, Dios creó a hombre y mujer para que llenaran la tierra, así lo dice la biblia en génesis (1:27-28), sin embargo, el comportamiento de algunas personas ha variado en el sentido de que en el trascurso del crecimiento de los niños, los varones han adoptado actitudes femeninas, al contrario también de que las niñas reflejen actitudes masculinas.

Por esta razón se ha considerado una problemática, ya que la sociedad, en su gran mayoría, rechaza este tipo de comportamientos en estas personas que portan estos rasgos, considerándolo una burla hacia Dios, como también una vergüenza para las nuevas generaciones.

Sin embargo, en el año 1969 en New York, se formalizó un movimiento que apoyaba a  personas con estas condiciones sexuales, este movimiento se hizo llamar LGBT que por sus siglas en ingles identifican al tipo de personas con orientación sexual lesbianas, gay, bisexuales, transexuales, y nuevos grupos que se han unido a este como intersexuales, feministas, entre otros en busca de la aprobación del matrimonio homosexual, la adopción entre parejas del mismo sexo y la despenalización de esta en todo el mundo.

En muchos países se ha visto cómo crece esta comunidad de sujetos con estas condiciones sexuales, Colombia no es ajeno a eso, tanto en las principales ciudades, como en otras se han visto repetidas escenas de estas personas por las calles, llamando la atención de quienes se encuentren en el lugar, las reacciones de rechazos, críticas y burlas hacia ellas es tan notable, que evidencian el surgimiento de estereotipos contra esta comunidad.

Los estereotipos no siempre son malos, pero son mayores los que se usan para rechazar a estas personas, lo que pueden llegar a afectar a la personalidad de estos, ya que, por ejemplo, por ser gay debes vestir elegante, o por ser lesbiana debes vestir como hombre. Aparte de todo, estos estereotipos pueden llegar a crear complejos en los miembros de esta comunidad, impidiendo que se acepten a sí mismas y prefieran vivir dentro del clóset reprimiendo sus sentimientos.

Fotografía/Roberto Covo

“Todo es cuestión de pararle a la gente, si amas lo que eres y te hace bien, entonces siéntete feliz y disfruta” esto afirma Eduardo luego de haber pasado por un parque donde habían docenas de muchachos, quienes al verlo cruzar, lo silbaban y gritaban en sentido de burla por su apariencia.

Eduardo Zarraga, un joven gay proveniente de Venezuela, que se marchó de su tierra en busca de mejores oportunidades, luego de que su país amado se sumergiera en una crisis social que obligaría a muchos a emprender nuevos caminos, llegó a Colombia hace dos años, justamente a San Andrés de Sotavento en el  departamento de Córdoba.

Hace poco se mudó a una nueva casa en Chinú, un municipio cerca de San Andrés, vive con su mamá y su hermano. Se dedica a todo lo que tenga que ver con la belleza. Tiene un porte de un chico normal, una contextura delgada, ojos cafés y una sonrisa en su rostro que lo hace un joven diferente.

Desde muy pequeño, mostraba acciones que no eran propias de un niño “normal”, dejando atrás parte de la naturaleza masculina y tomando consigo lo que lo hacía sentir bien, es decir, una etapa de afeminamiento considerable que poco a poco iba aprendiendo a llevar con seguridad y sin miedo a lo que dijeran las personas. De esta manera afirma que:

“Desde los 3 años mi mamá sabía que me llamaban la atención los hombres, fui creciendo  y no me llamaban la atención las mujeres, me gustaba peinarlas, jugar con muñecas, me la pasaba solo con niñas porque no me gustaban los juegos rudos de hombres y a los 12 años le dije a mi mamá que era gay, ella me aceptó y me dijo “no quiero que seas el centro de atracción de todo el mundo que no seas la burla de la gente, quiero que seas serio y que te des a respetar” eso siempre se lo he respetado a mi mamá y me siento muy bien siendo gay, serio y no extrovertido como otros, así siento que me veo más decente y no llamo la atención”

Hoy Eduardo, es un joven que ha guardado lo que un día su madre le dijo, en aquel momento que le contó que era gay, respetando y dándose a respetar ha llevado una vida normal, sale a fiestas y eventos. Cuenta que incluso fue a la iglesia y fue tan evidente cómo lo miraban como un bicho raro, pero que de igual forma no le da importancia, ya que se siente bien y se acepta tal y como es sin reprimir sus sentimientos.

Aun así, esta comunidad sigue siendo objeto de rechazo por parte de personas que lo hacen con sentido indirecto de burlas, críticas e insultos como otras que rechazan su personalidad por ser una “vergüenza dentro de la sociedad”

Sin embargo, Virley Montes, docente de ciencias sociales, afirma que “esta comunidad se forma por mucha gente de todo tipo que a la vez pienso que son personas, seres humanos, tal cual somos todos, los cuales debemos aceptar y respetar tal como son, sin dejarnos involucrar en cosas que no nos agrade de ellos”

Fotografía/Juan Banda

Así como Eduardo un día tomó la decisión de ser Gay, de una forma semejante lo hizo María José, una mujer transgénero de 28 años. Nació en la ciudad de Sincelejo, Sucre. Hace quince años era José Carlos. Cuando tenía cinco años su manera de actuar era simplemente de una niña, le gustaba comportarse así, se pintaba su rostro con accesorios de belleza, se pintaba las uñas, toda una vida de niña quién vino al mundo siendo varón.

Sus padres lo instruían a ser un hombre tal y como nació, pero José Carlos dejaba salir de su interior un alma de niña y mientras pasaba el tiempo desvanecía el alma de José. Dos personas en un solo cuerpo, quien lo diría, pero así sucedió. Todo un proceso que necesitaba de tiempo. A sus diez años ella decidió llamarse María José; todo lo que podía marcar  con su nuevo nombre lo hacía; sus cuadernos, su mochila, su cuarto, inclusive su piel. Cuando lo llamaban por José Carlos se hacia la que no escuchaba y consideró ser de una vez por todas María José.

Una niña tierna, delicada y libre que intentó durante años escapar de la burla y el Bullying de sus compañeros por ser como era: cabello largo, su voz como niña y todo igual a una niña porque así  se sentía y decía que era. En muchos momento se sintió triste y deprimida, hasta el punto de intentar quitarse la vida en tres ocasiones, cuenta que “No era fácil al principio, el rechazo que recibí fue un infierno, me sentía sola, me intenté cortar la venas mientras lloraba escuchando en mi cabeza todas esas palabras feas que me decían, solo quería que aceptaran y me respetaran como era, una niña normal como todas.”

La idea de pensar que algún día sería aceptada y todos la comprendieran, llegaría cuando su mamá decidió amarla y apoyarla en todo al igual que su padre y sus hermanos. Una lucha interior consigo misma en la que alcanzaría la victoria cuando sintió el apoyo de sus seres queridos.

Lo que al principio pareció ser la salida para todos esos problemas, significó un gran logro “cuando cumplí trece años, hice las vueltas para cambiar mi nombre a María José, siempre me gustó ese nombre. Mis papás al principio no me apoyaban en nada, mejor me pegaban, me castigaban, pero de igual forma yo no iba de dejar de ser la niña que siempre he sido. Llegó el punto donde todos me comprendieron, toda mi familia me aceptó tal y como la mujer que soy y desde ese momento me sentí respaldada y muy feliz.

“Colombia es un país lleno de muchas culturas, es un país alegre y lindo de vivir, pero la creación de estereotipos rechazando a las personas homosexuales es algo en lo que realmente la sociedad debería trabajar, pero siendo así la sociedad misma es la que se dedica a eso, no entiendo por qué las personas son así, cuando todos somos iguales, deberíamos ayudarnos y buscar el bien común. Cada quien porta  un potencial que debería ser usado para cambiar y tener un mejor país.”

¡Y cuánta razón tiene!, es por esto que Maicol Carrasquilla, de 24 años, profesional en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, quién es gay, ha trabajado en diferentes proyectos sociales apoya lo que dice María José afirmando que, “sin duda alguna si se solucionarían todos estos problemas sociales, en gran medida, por lo menos en un 50%, tendríamos un mejor país, un mejor planeta, una mejor sociedad y seguramente más personas felices que hagan de la humanidad un mejor futuro.”

Desde el punto de vista de la religión. “A la luz de la revelación bíblica, creemos que la creciente aceptación cultural de la identidad y conducta homosexual varón y mujer, el matrimonio entre personas del mismo sexo, y los esfuerzos por cambiar la identidad biológica sexual, son sintomáticos de un desorden espiritual mayor que atenta contra la familia, el gobierno y la iglesia” afirmó Luis alean, líder del ministerio de jóvenes cristianos de una iglesia cristiana.

Toda una ironía entre la aceptación y no aceptación de esta comunidad en la sociedad, toda una lucha de esta frente a las leyes que ponen las naciones contra estos, al igual que las personas con homofobia hacia cada uno de estos miembros, sin embargo, el derecho a la libre expresión juega a favor de la igualdad y derechos que tenemos todas las personas, favoreciendo al arcoíris de colores que lleva la bandera  que representa está comunidad.

Es entonces que la ley cobija en cierto punto la protección y gozo del derecho y defiende a los miembros de esta comunidad de quienes quieran arroyar  y discriminar con violencia y homofobia.

El artículo 134ª del código penal, en el capítulo IV de los actos de discriminación, afirma que cualquier acto de racismo o discriminación que arbitrariamente impida, obstruya o restrinja el pleno ejercicio de los derechos de las personas por razón de su raza, nacionalidad, sexo u orientación sexual, incurrirá en prisión de doce a treinta y seis meses y multa de diez a quince salarios mínimos legales mensuales vigentes.

A pesar de que muchas personas deciden salir del closet sabiendo que la ley los cobija, se deben enfrentar a amenazas en medio de una sociedad con “pocos valores y desigualdad entre personas”. Así  como existe el racismo, también existe la homofobia que es un tipo de odio irracional que se tiene hacia la homosexualidad y que conduce a la violencia y la discriminación hacia los individuos que tienen dicha orientación sexual.

De las diversas y grandes ciudades colombianas donde la comunidad LGBTI se hacen notables, Sincelejo es una de ellas, esta ciudad multicultural, conocida por sus tradicionales fiestas del 20 de enero, hacen de la ciudad un destino al que muchas personas quisieran ir. El espectáculo de porros, cumbia, conciertos, carrozas, corralejas y mucho más, representan lo maravilloso que tiene para ofrecer, dentro o fuera de cada celebración, la alegría de esta tierra sabanera es magnífica.

Pero en medio de la sociedad sincelejana y sus celebraciones culturales, sale a la luz el movimiento LGBTI, representado por sus numerosos miembros quiénes frente a la avalancha de estereotipos que la sociedad común lanza sobre ellos, deciden salir y mostrar lo que son, haciendo parte de las incontables cosas que la ciudad tiene para mostrar.

A pesar de las innumerables luchas que ha tenido esta comunidad en el departamento de Sucre, se ha evidenciado la violencia contra estos, como asesinatos, secuestros, amenazas, violaciones y otros vejámenes por parte de grupos armados ilegales que anteriormente aterrorizaban el departamento, siendo esta comunidad, víctima de actos inhumanos a los que se tenían que enfrentar.

Hoy por hoy se vive una realidad distinta, pero la decisión de ser homosexual enfrenta un enemigo al que muchos miembros de esta comunidad rechazan fervientemente y es el de los estereotipos y  rechazo social discriminatorio.

No obstante, Maicol Carrasquilla, afirma que “en Colombia es muy difícil luchar con los estigmas y los pensamientos arcaicos que muchas personas tienen sobre nuestra comunidad, sin embargo, siento que las políticas públicas del país, tratan de hacer el mejor esfuerzo posible por ser un país más en pro de los derechos de las minorías, pero aun así la lucha es constante por seguir trabajando por los derechos de todos y por los derechos de un mejor país.”

Finalmente, Colombia es un país con las políticas que permiten que los homosexuales sean libres de hacer ciertas acciones que van dentro de su naturaleza sexual, pero siendo la libre expresión sexual un derecho que todos debemos respetar, como también la igualdad de género; la sociedad misma se encarga de rechazar, porque puede que el gobierno y las leyes nacionales lo permitan, sin embargo, hay quienes se oponen a esta rechazando toda acción considerada deshonra frente a la familia, mostrando como punto principal, la violación de los principios de la familia, la naturaleza humana y la ley de Dios.

Por: Junior Solano, Andrea Arrieta, Juan Banda. (Reporteros Unisinú)

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