UNISINÚ: más allá del miedo, una educación con propósito

Los estudiantes de Comunicación Social del UNISINÚ enfrentan el temor y la incertidumbre para llevar conocimiento a comunidades en zonas de conflicto armado. Esta es la última entrega de una serie que revela cómo la educación también es un acto de valentía.

MONTERÍA
Por: Reporteros UNISINÚ (*)

El miedo no siempre grita; a veces, apenas se insinúa en las miradas que evitan cruzarse cuando se da una salida de campo. En el aula, las palabras “Tierralta” o “zona roja” caen pesadas. Sin embargo, aun sabiendo los riesgos, muchos estudiantes de la Universidad del Sinú —UNISINÚ— dan un paso al frente. Para ellos, llevar la educación a comunidades apartadas no es solo una tarea académica: es una decisión profundamente humana.

Yisel Zurita, estudiante de Comunicación Social, lo explica con franqueza:
“Entrar a estas áreas puede ser aterrador. Sentimos miedo al no saber qué nos deparan estas salidas, pero queremos ayudar a las comunidades y también adquirir conocimiento práctico para poder ser los profesionales que queremos ser”.

Isela Cabrales, estudiante de Trabajo Social, agrega:
“El miedo es real, no es un chiste. Cada vez que salimos a campo hay una inquietud constante que nos acompaña”.

Para Manuel Castilla, estudiante de Medicina, enfrentarse al riesgo forma parte del compromiso:
“Cada vez que un estudiante entra en una de estas veredas, enfrenta un reto que muchos evitarían. El miedo es real, pero hay que tener agallas. Esta es la vida que elegimos”.

Las voces del acompañamiento

Jorge Velásquez Crespo, profesor universitario y padre, se sincera:
“Dejar que mi hijo vaya a un lugar peligroso sería complicado. Hay que pensar si vale la pena ir, aunque la experiencia de campo es insustituible”.

El periodista Alejandro Villegas, director de RCN Radio, recuerda los dilemas de su oficio:
“Nunca oculté lo peligroso que puede ser el periodismo. La curiosidad me impulsa a explorar, incluso en zonas de alto riesgo”.

Muchos estudiantes ven en figuras como Jesús Abad Colorado un ejemplo de valentía. “Cada fotografía cuenta una historia. Quiero mostrar la vida de las personas para que no se olvide quiénes eran o son”, dijo alguna vez. Pero convertirse en él requiere más que talento: exige convicción.

Convertir el miedo en motor

La psicóloga Onelia Matutte sostiene que el miedo puede transformarse en fortaleza:
“Es una emoción constante. Puede alertarnos, protegernos, pero también paralizarnos. La clave está en no dejar que nos domine”.

En sus sesiones con estudiantes, enseña a ver el miedo como un compañero inevitable. Fomentar espacios seguros para conversar, compartir dudas y emociones, ayuda a los jóvenes a no cargar solos con el peso de la incertidumbre.

“Cada charla, cada historia recogida, cada paso en terreno se convierte en una lección de vida”, afirma.

El profesor Velásquez coincide: elegir estos caminos complejos implica una responsabilidad compartida. Redes de apoyo, preparación emocional y logística bien estructurada pueden marcar la diferencia entre el agotamiento y el crecimiento.

Un destino que también se construye

Al final, estos estudiantes no solo llevan educación. También tejen vínculos, sanan heridas invisibles y encuentran su propia voz. Porque más allá del miedo, lo que queda es la convicción de que estar del lado de las comunidades olvidadas es también una forma de resistencia.
Véase también: https://youtu.be/Phr02MJoiT0

(*) Reporteros Unisinú: Shirly Castro Blanco, estudiante de IV semestre de Comunicación Social de la Universidad del Sinú – Elías Bechara Zainum.
Líder del Semillero: profesor Ramiro Guzmán Arteaga, Mg. en Educación.
Nota: este trabajo fue realizado con el apoyo técnico de Inteligencia Artificial.

 

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